>>>>El aprendizaje de la espera<<<<

Hoy quiero hablar de la impaciencia y de lo que puede acarrear...
Nuestra época está marcada por la impaciencia; todo está presidido por el 'ya' de la prisa.
El que espera, desespera; no por viejo ha perdido su vigencia este refrán, al contrario, se ha convertido en signo de una vida moderna que exige soluciones inmediatas, respuestas automáticas y resultados directos, que no soporta esperar unos minutos en la parada del autobús... Nuestra época está marcada por la impaciencia, tanto en los asuntos trascendentales como en las pequeñas cosas.
Tiene exito la comida rápida y las empresas de entrega inmediata a domicilio, las lavanderías que ofrecen secados en el acto, las ofertas de fotografía al minuto, los microprocesadores de más megaherzios y los sistemas de navegación vertiginosa por la internet. ¿Cómo, entonces, resignarse a esperar cuando parece que todo puede dársenos hecho en el momento?
Pero la impaciencia, es más fuente de problemas que de buenos resultados. Siempre habrá procesos que requieran su tiempo por mucho que tratemos de acelerarlos. Oponerse a esa ley que adjudica a cada cosa su propio compás no conduce sino a la exasperación. Muchos psicólogos y pedagogos sostienen que la creciente intolerancia a la frustración detectada en jóvenes y adolescentes guarda una relación directa con la cultura de la impaciencia, del éxito fácil y del resultado inmediato.
Una de las teorías psiquiátricas sobre la impaciencia asocia ésta con el pensamiento mágico infantil según el cual la sola ideación de una cosa la convierte en real: lo quiero, luego lo tengo; puedo hacer aparecer y desaparecer a las personas y los objetos, fantasea el niño. El ser inmaduro que no ha salido totalmente de ese estado reclama de la realidad algo que no puede concederle, y al enfrentarse a ese desajuste experimenta una dolorosa sensación de ansiedad, de angustia o de impotencia. Es normal hacer reproches a la persona impuntual en una cita que nos hace perder nuestro tiempo, pero es absurdo culpar al maquinista del retraso de un tren que llega tarde porque ha sufrido una avería.
Nos queda poco espacio a la reflexión y la calma. Esperar es casi un acto heroico cuando las relaciones tienden a ser efímeras y la conducta más frecuente ante el rechazo o el fracaso es el abandono a las primeras de cambio. Sólo en la medida que nos reconciliemos con la duración propia de cada cosa podremos obtener de ella el máximo beneficio, y cuanto más cedamos a la impaciencia tanto mayores serán nuestras probabilidades de caer en el estrés y la frustración. Y es que lo malo de las prisas,es que llevan demasiado tiempo.
¿ Y vosotros ... qué pensais?
Comentarios
En fin, hoy me he acordado de ti y de tu post cuando he visto por la tele un anuncio de telefonía que decía algo así como "Lo quiero y lo quiero ya". Es cierto que el mundo en el que vivimos está marcado por la impaciencia y el estrés y según vamos creciendo dejamos que esto se meta también en nosotros.
1bsto!
pili
Un tema complicado dejo manifiesta mi opinión.
Besos
Esto tambien lo aprovechan los comercios para fomentar el consumismo, para ello producen un numero limitado de productos (ropa, tecnologia,...) por lo que o lo compras en el momento o puede ser que ya no se venda cuando te haya dado tiempo a pensar si realmente lo necesitas o no.
lisa, las prisas nunca fueron buenoas, y estoy en que a veces, dejamos pasar desapercibidas cosas importantes.
pili, tienes razon, hay cosas que tienen su proceso y no se deberia intentar modificsr.
alana, nunca dejamos de aprender...
tigresa18, a mi tambien me fastidia que no salga lo que he planeado.
cid, la industria estudia y se aprovecha de nuestras debilidades